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Informe de la OIT: el valor del trabajo esencial

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Informe de la OIT: el valor del trabajo esencial

16 marzo, 2023  empleooit Internacional

Un reciente informe publicado por la OIT revela las condiciones laborales deficientes en las que ejercen los trabajadores clave en todo el mundo

USO apoya las recomendaciones de la OIT contenidas en su informe “Perspectivas sociales y de empleo en el mundo 2023. El valor del trabajo esencial”, que demanda que los trabajadores considerados clave tengan contratos estables; protección social; horarios de trabajo seguros y previsibles; políticas salariales que valoren su trabajo y formación para desarrollar su trabajo con eficacia y seguridad.

¿Quiénes son los trabajadores clave?

Los trabajadores clave se adscriben a ocho grandes grupos profesionales: sistemas alimentarios; salud; comercio al por menor; seguridad; trabajadores manuales; limpieza y saneamiento; transporte y técnicos y administrativos.

El informe de la OIT revela que estos trabajadores clave representan el 52 % de la población ocupada, aunque la proporción es menor en los países de ingresos altos (el 34 %), donde las actividades económicas están más diversificadas.

En cuanto a la proporción de mujeres, éstas representan el 38 % de los trabajadores clave en el mundo. Un porcentaje inferior les corresponde en sectores no clave donde representan el 42 %. Las mujeres constituyen la mayoría del personal clave de salud (dos tercios del total) y más de la mitad de los trabajadores clave del comercio al por menor. Mientras, en los sectores del transporte y la seguridad, están infrarrepresentadas.

En lo que respecta a los trabajadores migrantes representan buena parte de los servicios clave en ocupaciones como la agricultura y la limpieza y saneamiento de los países de ingresos altos.

Trabajadores infravalorados con condiciones laborales deficientes

Como recoge el informe, la valoración de los trabajadores clave se refleja en su remuneración y demás condiciones de trabajo. Las deficiencias en cualquiera de estos ámbitos repercuten, además, en otros aspectos:

  • Elevados riesgos relacionados con la seguridad y salud en el trabajo. Los peligros físicos y biológicos, así como los riesgos psicosociales, afectan con mayor frecuencia a los trabajadores clave desde antes de la pandemia. Durante la crisis sanitaria, la incidencia de la violencia verbal y de las amenazas aumentó considerablemente para este colectivo.
  • Horarios de trabajo largos e irregulares. Más del 46 % de los empleados clave de los países de ingresos bajos trabajan jornadas largas, y una parte sustancial de los trabajadores clave de todo el mundo tienen horarios irregulares o jornadas reducidas. Las jornadas prolongadas son más comunes en el transporte, donde casi el 42 % de los trabajadores clave de todo el mundo trabajan más de 48 horas semanales.
  • Exceso de temporalidad. Casi uno de cada tres empleados clave tiene un contrato temporal. La incidencia del trabajo temporal es mayor en los sistemas alimentarios (46% a nivel mundial). El empleo temporal también es muy prevalente en limpieza y saneamiento, así como en las ocupaciones manuales, donde uno de cada tres, tiene un contrato temporal.
  • Bajos niveles retributivos. El 29 % de los empleados clave están poco remunerados, independientemente del nivel de desarrollo de los países. Los empleados clave ganan un 26 % menos que los demás empleados y sólo dos tercios de esta diferencia se explican por el nivel de estudios y la experiencia profesional. En los sistemas alimentarios, la proporción de empleados clave con baja remuneración alcanza una cota singularmente elevada (47 %). También es alto el porcentaje de empleados con bajos niveles retributivos en otras ocupaciones clave, como la limpieza y el saneamiento (31 %).
  • Infrarrepresentación. Aunque los niveles de sindicalización y la cobertura de la negociación colectiva son insuficientes para muchos, los datos disponibles indican que las tasas de sindicalización en sectores clave -como los sistemas alimentarios (el 9%), la limpieza y el saneamiento (el 13%) y el comercio al por menor (el 6%)- son significativamente inferiores al promedio tanto en países desarrollados como en países en desarrollo.
  • Déficit de protección social, incluida la licencia por enfermedad remunerada. Casi el 60 % de los trabajadores clave de los países de ingresos bajos y medianos carecen de protección social. En los países de ingresos bajos, la protección social es mínima y solo da cobertura al 17 %. El panorama es aún menos esperanzador en el caso de los trabajadores clave por cuenta propia, a los que se priva casi por completo de protección social en la mayoría de los países en desarrollo.
  • Formación insuficiente. Menos del 3 % de los trabajadores clave de los países de ingresos bajos y medianos bajos recibieron formación durante los 12 meses anteriores. La proporción se reduce al 1,3 % cuando se trata de trabajadores clave por cuenta propia.

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